Las chuches son la gran tentación de los/as niños/as desde muy pequeños, que desafortunadamente es favorecida por la costumbre social de regalar algo cada día. Qué más fácil y al alcance de la mano, en cualquier quiosco, que los caramelos y chucherías crujientes y saladas o dulces y pegajosas.

Los dulces y las chucherías o el mecato que sus hijos e hijas tomen, tienen que ser sólo ocasionalmente puesto que les aportan un alto contenido de azúcares y grasas que en exceso no son saludables.

Son en cierta medida un valor de aprendizaje debido a la diversidad de formas, tamaños, colores, sabores, y número de elementos en una bolsa o atrapados con fuerza en ambas manos. Al tiempo que les toca aprender a controlarse y esperar para tomarlas después de comer o incluso dosificar su número.